Logo Radio Futura FM
PROGRAMAS
Fondo Futura Locutores
Locutor 1 zoom
Fondo Futura Locutores
Fondo Futura Locutores
Fondo Futura Locutores
Fondo Futura Locutores
Fondo Futura Locutores
Fondo Futura Locutores
Fondo Futura Locutores
Locutor 2 zoom
Locutor 3 zoom
Locutor 4 zoom
Locutor 5 zoom
Nuevo locutor
Locutor 7 zoom
Locutor 8 zoom
foto britney spears

Cuando Britney Spears remezcló una canción de Bollywood en ‘Toxic’: los viajes culturales del sampleo

Daft Punk usó un sample de un músico funky californiano de los 70, Gnarls Barkley usó una banda sonora de un western e incluso Billy Eilish ha reutilizado el sonido de un semáforo en una canción




Hoy en día Britney Spears como icono pop está sometida a todo tipo de forcejeos culturales: desde la tormenta eléctrica generada por su coqueteo con el marxismo en un mensaje de Instagram hasta el #FreeBritney, la campaña en redes que busca ayudar a la artista a para poder hacerse con el control legal y financiero de su vida, renegando además de la imagen de desviada que se construyó de ella a partir de 2007. Lo explica Tamara Tenembaum en “Britney Spears: locura o rebelión, documentó las constantes coincidencias entre feminidad no normativa y locura a lo largo de la historia.

Mucho antes de eso, cuando su carrera musical estaba en pleno auge y su construcción como icono pop alcanzaba la cima, se publicaba “Toxic”. La canción se incluyó en el cuarto disco de Britney Spears en 2003 y su correspondiente videoclip acumula hoy más de 400 millones de visualizaciones en Youtube. Lo que muchas personas quizás no sepan (a pesar de que el dato venga claramente indicado en Wikipedia) es que este tema utiliza samples de una canción de Bollywood.

Los samples producen viajes culturales entre épocas, estilos y contextos: el productor de “Toxic” es el DJ y remixer sueco Christian Karlsson (más conocido por ser integrante de Galantis). Karlsson tomó un fragmento de “Tere Mere Beech Mein” (1981), una canción que forma parte de la banda sonora de la película “Ek Duuje Ke Liye” (Estamos hechos el uno para el otro), una tragedia romántica que fue un éxito de Bollywood en los 80.

Aunque el resultado final pueda parecer un hit que se incorporó a una marabunta homogénea, lo cierto es que detrás de muchos sampleos suele haber un amante de la música. Karlsson reconocía en una entrevista hace unos años que coleccionaba vinilos de todo tipo de músicas desde que tenía 4 años. Insider diseccionó la remezcla en Youtube a principios de año, demostrando la complejidad que hay detrás de la aparente simpleza de ciertos productos culturales.

La industria del entretenimiento es una máquina de copiar gigantesca y es algo bastante integrado en la forma de producir música. Pero esa misma industria es también un monstruo olvidadizo que celebra continuamente la autoría y el genio artístico. Suele esconder los rastros de las copias que se producen entre obras de distintas épocas o las mezclas entre estilos, ocultando así las conexiones que muestran cómo la música es una historia interminable que se regenera continuamente a veces de remixes, versiones y todo tipo de copias.

En 2017, durante la visita oficial de Trump a Francia, la banda militar nacional interpretó una mezcla de varias canciones de Daft Punk. Macron se mostraba exultante e incluso seguía el ritmo con su cabeza. Trump, desconcertado, mantenía la compostura diplomática de forma torpe. Este fue un momento bastante curioso: un grupo de música electrónica elevado a la categoría de símbolo nacional en medio del Día Nacional de Francia y con los militares aplaudiendo al ritmo de la música como si se encontraran en una barra del Primavera Sound.

En el repertorio se incluyó la canción “Harder, Better, Faster, Stronger” (2001). Y lo curioso es que en este ejercicio de comunión impostada entre culturas lo que quizás muchos de los asistentes no supieran es que el famoso tema de Daft Punk usa un sample de “Cola Bottle Baby” (1978), una canción del músico californiano Edwin Birdsong.

“Toda mi vida es una mentira”, decía en tono jocoso alguien en los comentarios de Youtube en el tema de Birdsong. Y es que en muchas ocasiones el ejercicio de tomar prestado un trozo de música suele penalizarse moralmente. Incluso cuando hay un marco legal para usar el sample. Lo que no suele hacerse menos es celebrar que dos grandes canciones pueden ser una buena contribución a la cultura manteniendo el binomio contradictorio que suele implicar un sampleo: se parecen pero son diferentes.

Como la famosa cita (atribuida al Premio Nobel de Literatura en 1925 Bernard Shaw, aunque no se hayan encontrado evidencias de ello): “Si tú tienes una manzana y yo tengo una manzana e intercambiamos las manzanas, entonces tanto tú como yo seguiremos teniendo una manzana cada uno. Pero si tú tienes una idea y yo tengo una idea, e intercambiamos las ideas, entonces ambos tendremos dos ideas”. Así ocurre con “Crazy” (2006) de Gnarls Barkley, que  samplea “II Carico d’Oro” (1968), tema del compositor italiano Gianfranco Reverberi incluído en el western “El clan de los ahorcados”, protagonizado por Terence Hill.

No siempre la conexión de una remezcla se produce entre dos obras reconocibles. En ocasiones ésta tiene un origen inesperado.

A principios de año, Billie Eilish reconocía en un reportaje que el origen de la base que aparece sampleada en “Bad Guy” se produjo paseando con su madre por Sidney: “Estábamos en una calle al lado del hotel esperando para cruzar y los semáforos tienen este pequeño botón que al pulsarlo suena doop, doop…”. Luego Eilish grabó una nota de voz y se la envió a su productor. En la nota puede oírse como cambia el sonido hacia el que indica que hay que cruzar. Mucho más rítmico y a mayor velocidad. Y ese sonido forma parte de la canción.

Este proceso de deconstrucción de una canción nos demuestra la cantidad de capas que hay. Como si cada canción fuera un árbol: con sus raíces que se mueven en múltiples direcciones hacia lo hondo, a veces colisionando con otras y compartiendo tierra. Con su tronco, lleno de capas que representan distintos momentos de la historia. Con sus ramas y hojas, alzándose hacia el cielo y llegando a lugares distintos y cada vez más lejanos.

Como venimos contando en esta serie, esto pasa desde siempre y lo podemos comprender mejor desde que tenemos la capacidad de registrar la música. Como ocurre con “Love me tender” (1956) de Elvis Presley, que en realidad samplea, “Aurea Lea”, una canción folk de 1861. La música es un viaje sin fin.

Fuente: www.eldiario.es

GAGO
MÁS NOTICIAS