La tecnología ha traído múltiples ventajas, sobre todo en el
tema del tiempo, pero según una investigación un teléfono inteligente en un
niño podría volverlo adicto, como lo hacen ciertas drogas.
Así se dio a conocer en un estudio realizado a diferentes clínicas de rehabilitación de Harly Street en Londres.
La investigación a cargo de Mandy Saligari, especialista en
adicciones, comprobó que el tiempo que los pequeños le dedican a estos
dispositivos móviles es como darle “una botella de vino o un gramo de
cocaína”, aseguró.
Entre los efectos que pueden sufrir desde temprano esta la
depresión, la ansiedad, dolor de cuello y muñeca, trastornos de sueño y
sentimientos de inseguridad.
Los teléfonos inteligentes provocan dependencia a ellos y
pueden interferir con las experiencias de la vida real. Sí, necesitamos
teléfonos inteligentes para trabajar, hacer compras, estar informados o
entretenernos, pero las mamás y los papás deben saber que el hacer que los
niños se distraigan con el teléfono
puede afectar el desarrollo mental y emocional de un niño.
Además señaló que podrían generar incluso cambios de humor
drástico en usuarios jóvenes, ya que segregan dopamina, y podría atrofiar el
sano desarrollo de los niños.