Cuando hablamos de Cristóbal Cabrera ( 23 años) más conocido como el “Cisarro”, hablamos de   una historia que está llena de matices. Si bien su relación con el mundo delictual es potente, también tiene componentes familiares de carencia.

A los  meses de nacido  fue abandonado por su padre, es el noveno de 10 hermanos,  fue detenido por primera vez  a los 9 años tras asaltar con violencia un domicilio de Peñalolén. Fue así como desde el  2008 en adelante protagonizó diversos delitos.

Todo esto lo llevó a ser condenado por 10 años de cárcel por un robo con intimidación en el 2019. Fue bautizado como “Cisarro” ante la imposibilidad de poder decir la palabra cigarro.

Respecto a sus antecedentes policiales, la teniente Javiera García, del OS9 de Carabineros, detalló al  que “se le asocia también a la acción por parte de bandas. No solamente por delitos contra la propiedad, sino también acción delictual contra transeúntes, personas que estaban cercanas al lugar donde vivía”.

“Cristóbal tenía una dualidad. Por un lado está el ‘Cisarro’, que es este personaje agresivo y violento, descontrolado. Y el lado sano es Cristóbal”, recalca Rodrigo Paz, quien fuera su psiquiatra en la adolescencia.

Según señaló el profesional al programa Modus Operandi de Meganoticias,  “Cristóbal era un niño que a su edad, a los 10 años de edad, era un chiquillo que quería dormir y no podía dormir con la luz apagada, que quería tener un oso de peluche para dormir, que era súper regalón de las enfermeras de la unidad, que le gustaba jugar a la pelota, que le gustaba el cine”, precisó.    

Y  añade “hasta el día de hoy, el gran obstáculo para la rehabilitación de Cristóbal, es su madre, porque es una mujer muy enferma, con muchos problemas. Con graves problemas de salud mental”.

“Cristóbal debiera estar medicándose. Él tiene una biología que lo va a llevar a actuar de manera impulsiva si no está medicado (…) siempre va a ser posible que Cristóbal (salga adelante), pero para eso requiere un psiquiatra o psicólogo que esté trabajando hoy”, aclaró

Fuente: La Cuarta