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Elecciones presidenciales en Rusia serán sin oposición ni observadores occidentales

Este viernes se inician las polémicas elecciones rusas, con la expectativa de una nueva victoria para Vladimir Putin para ejercer por un quinto mandato.

EFE



Rusia se encuentra en vilo mientras se acerca el 15 de marzo, fecha en la que comenzarán los octavos comicios presidenciales de su historia. Este proceso electoral es crucial, ya que el actual líder del Kremlin, Vladímir Putin, busca la reelección para un quinto mandato, consolidando así su larga permanencia en el poder. A continuación, analizamos seis puntos que definirán estas elecciones.

Favoritismo Electoral
Con 71 años de edad, Putin no solo es el claro favorito para ganar las elecciones, sino que también podría lograr su mayor victoria electoral hasta la fecha, con más del 80% de los votos, según los sondeos. Su larga trayectoria en el poder y su dominio político lo posicionan como el candidato más sólido en estas elecciones.

Soldados y Anexionados sin Pasaporte
Más de 112 millones de rusos, incluyendo a 1.89 millones en el extranjero, están llamados a votar en estas elecciones. Un hecho destacable es que, por primera vez, los habitantes de las zonas ocupadas por el ejército ruso en las cuatro regiones anexionadas tendrán derecho al voto. Esto incluye a unos 4.5 millones de votantes que podrán ejercer su derecho al sufragio incluso si carecen de pasaporte ruso. Además, los soldados desplegados en la zona de operación militar especial en territorio ucraniano también tendrán la oportunidad de votar.

Sin oposición ni candidatos por la paz
Aunque existen algunos candidatos alternativos, como el comunista Nikolái Jaritónov, el ultranacionalista Leonid Slutski y el presunto liberal Vladislav Davankov, ninguno de ellos parece representar una verdadera amenaza para Putin. El único aspirante opositor, Boris Nadezhdin, no pudo ser registrado, a pesar de haber recolectado el doble de firmas necesarias. Según informes de la prensa independiente, la administración presidencial vetó a Nadezhdin, conocido como el "candidato de la paz", por ser el único aspirante opuesto a la guerra con Ucrania.

En ausencia de Navalni
Estas elecciones se desarrollan en un momento de tensión tras la reciente muerte de Alexéi Navalni, el principal opositor del Kremlin. Su fallecimiento repentino mientras estaba encarcelado, ha generado controversia y ha dejado un vacío en la oposición política en Rusia. Familiares y correligionarios de Navalni, así como líderes occidentales, han acusado directamente al gobierno ruso de estar involucrado en su muerte.

A medida que se acerca el inicio de los comicios, Rusia se encuentra en un momento crucial de su historia política, con Putin consolidando su liderazgo mientras la oposición lucha por encontrar una voz unificada y el país enfrenta desafíos tanto internos como externos.

Voto electrónico

​ Por primera vez en la historia electoral de Rusia, aproximadamente 38 millones de votantes tendrán la opción de emitir su voto electrónicamente. Sin embargo, esta novedad ha generado inquietudes entre los observadores independientes, quienes ven en el sistema de voto electrónico un potencial instrumento de fraude oficialista, señalando la falta de transparencia en el proceso de escrutinio, similar a lo ocurrido en los comicios municipales de 2021. 

Además, la extensión del periodo de votación a tres días ha suscitado críticas por parte de la oposición al Kremlin, que teme que esta medida pueda ser utilizada para coaccionar a los empleados estatales a votar a favor de Putin mediante el uso de un recurso administrativo.

Proceso sin observadores internacionales

​Rusia ha optado por llevar a cabo sus elecciones presidenciales sin la participación de observadores de las principales organizaciones europeas encargadas de garantizar la transparencia electoral. A pesar de haber extendido invitaciones a alrededor de 1.000 observadores internacionales, el país ha excluido a la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) y ha dejado fuera a los observadores del Consejo de Europa, del cual ya no forma parte. Esta decisión plantea un serio desafío para el reconocimiento internacional de los resultados electorales, aumentando las preocupaciones expresadas por figuras destacadas como las viudas de Navalni y del exespía ruso Alexandr Litvinenko, cuyo trágico destino en 2006 en el Reino Unido aún se atribuye a los servicios secretos rusos.


Ricardo Yáñez
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